UNA OBRA QUE NO ACEPTA SER RESUMIDA. Todo es extraño en este cronomapa. Lo que sucede en el mundo objetivo, de la materia, newtoniano de allá fuera, no es menos insólito que lo que acontece en el mundo subjetivo, de la conciencia, cartesiano de aquí dentro. Materia y conciencia son igualmente problemáticas, terra incognita, pavor y enigma. Los caracteres de Luis Rodríguez no pueden hacer otra cosa que sumar su desconcierto al desconcierto primordial del mundo. La derrota de su peripecia, su fracaso inevitable, no reside tanto en la dificultad de levantar un «yo» pleno y significativo, cuanto en la imposibilidad de que exista un mundo estable y duradero sobre el que semejante «yo» actúe.
Ricardo Menéndez Salmón