Se trata una genial idea de Raquel, un nuevo formato de publicación donde los cuentos y su ilustración, contenidos en una cajita, están divididos en ocho entregas a modo de postal, las cuales han de ser enviadas a su destinatario.
Es un cuento-puzle, una postal-cuento, un puzle-postal.
Una vez que el ciclo de entregas se completa, el destinatario conoce (por fin) tanto el desenlace de la historia como la identidad del remitente, el cuento puede leerse de principio a fin cuantas veces se desee y la ilustración resultante toma su forma definitiva