El baile de los erizos comienza con un encuentro contingente ante un mar embravecido. Un mar tan agitado como los pensamientos de una joven que tiene que vivir la incertidumbre laboral y personal casi sin esperanza y llena de contradicciones que viven nuestros jóvenes hoy.
Acuciada por la angustia, medita hasta que algo atrae su atención: una persona mayor con una bolsa que contiene algo y una frase: “Ella vendrá a buscarla”. Es un encuentro lleno de misterio entre esa muchacha y una mujer enferma de Alzheimer, que posee un objeto precioso. Un recorrido por la niñez, la vida adulta y la madurez, pero también un modo de sumergirse en el alma femenina.
Ese encuentro y ese objeto permiten la reflexión a partir de un trío disimétrico sobre el deseo que mueve a los seres humanos en sus actos. En definitiva esta historia es un baile, el de la vida, a la que no puedes dejar de echarle sal.