Educar, Amar y Vida son tres de las palabras más bonitas
	del mundo.
	Debemos educar para la vida, pero sobre todo debemos
	educar para amar la vida. ¿Cómo es posible que
	palabras como «vida» y «amar» no sean siempre las
	esenciales cuando hablamos de educación y a veces
	ni siquiera se mencionen? Los niños y los adolescentes
	necesitan dos ingredientes para tener ganas de hacer
	algo bueno con su vida: sentirse amados y sentir que la
	vida es bonita y vale la pena, a pesar de todo.
	Necesitamos madres, padres y maestros enamorados de
	la vida, que enciendan la alegría de ser y de vivir en el
	corazón de los hijos y de los alumnos. Educar para amar
	la vida y amar la vida para educar. Este es el lema que
	nos propone la autora en este texto revelador, valiente
	y tierno que contagia amor a la vida y alegría de educar.