DEPORTADOS EN NOMBRE DE DIOS LA EXPULSION DE LOS MORISCOS

DEPORTADOS EN NOMBRE DE DIOS LA EXPULSION DE LOS MORISCOS

Editorial:
EDICIONES DESTINO, S.A.
Año de edición:
ISBN:
978-84-233-4152-8
Páginas:
384
Encuadernación:
Otros
Disponibilidad:
Disponible en 1 semana

Se cumplen cuatro siglos de la expulsión de los moriscos, los descendientes de los mudéjares o musulmanes españoles cristianizados por la fuerza a principios del siglo xvi. Los dictados reales que a partir de 1609 la hicieron posible arrojaron del país a 300.000 españoles, condenados desde hacía un siglo a vivir como extranjeros en su patria.¿Por qué, tras la Reconquista, la España «trinacional» en la que coexistían, en frágil convivencia, tres religiones —la judía, la musulmana y la católica—, emprendió una dinámica implacable que acabó con la destrucción de las dos primeras? ¿Qué imperativos políticos avalaron el ascenso imparable de los «cristianos viejos» frente a los judeoconversos y los moriscos? ¿Cuál fue el papel de la Iglesia católica y, en particular, de la Inquisición en este controvertido e ignominioso proceso? ¿Cuáles fueron sus efectos en la demografía, la economía y la cultura de la España moderna?Aquella deportación masiva, ordenada por un soberano católico, Felipe III, que no podía tolerar que en sus reinos prosperase otra religión, «no fue ni más ni menos que el producto de un fanatismo compartido por muchos por razones distintas», concluye Rafael Carrasco, reconocido internacionalmente como uno de los máximos expertos en la materia. Más allá de la crónica rigurosa de los hechos, la obra «presenta el último combate del islam peninsular a la vez como persecución religiosa, rechazo del otro y cuestión política».La expulsión de los moriscos, ejecutada hace cuatro siglos en nombre de la fe católica, relatada desde el rigor y el análisis histórico.«Habiéndolo hecho encomendar a nuestro Señor y confiado en su divino favor, por lo que toca a su honra y gloria, he resuelto que saquen a todos los Moriscos de este Reino y que se echen en Berbería.» Felipe III (1609)