La primera edición en español de 'Corazones hambrientos' aparece como un destello tardío de justicia literaria, rescatando del olvido a Anzia Yezierska, una autora genial que, como Lucia Berlin, convirtió su propia precariedad en una forma de arte descarnado y luminoso.
'Corazones hambrientos' ('Hungry hearts', 1920), su primer libro, es una colección de relatos interconectados que retrata la vida de los inmigrantes judíos en los barrios bajos de Nueva York, reunidos en un gueto en el Lower East Side —un gueto muy particular, pues no tiene puertas de entrada ni se imponen las vestimentas—. Constituye un testimonio brutal y humano del desencanto, en el que el «sueño americano» aparece como un espejismo cruel frente a la explotación laboral, la desigualdad, el racismo y la deshumanización.
Las protagonistas son mujeres que luchan por mantener su dignidad mientras se enfrentan al hambre, los matrimonios forzados, la servidumbre, la vergüenza y el machismo. Partiendo de un estudiado juego con sus recuerdos autobiográficos, la sensibilidad lírica de Yezierska y su oído prodigioso para el inglés roto y poético de los recién llegados no hacen sino potenciar la fuerza de los relatos.
Este libro fue llevado al cine en la década de los años veinte —la película fue dirigida por E. Mason Hopper y contó con un elenco de figuras muy conocidas por entonces, como Helen Ferguson, E. Alyn Warren y Bryant Washburn— y convirtió a Yezierska en una escritora de culto que se negó a ser tratada como la «Cenicienta de los talleres de explotación». Aunque su fama se desvanecería con el tiempo, ha sido merecidamente redescubierta en Estados Unidos por las nuevas generaciones.
«En medio de estas singulares luchas personales de cada mujer retratada, Anzia Yezierska consigue lo que Virginia Woolf consideró un logro obtenido por “la presión de la mudez” tolerada durante siglos, esa “acumulación de vida no registrada” que de golpe sale a la luz». Claudia Kerik