¿Cómo encontrar la calma para pensar? Estamos atrapados por las prisas y la rutina diaria. Por eso, hoy es más necesario que nunca pararse y tomar aire.
Nos cuesta relajarnos, dedicarnos tiempo y reflexionar. La cadencia de un buen paseo genera un ritmo muy parecido al de pensar, creando una curiosa armonía entre el paisaje interno y externo. Caminar supone repensar el tiempo, el espacio, el cuerpo.
Únicamente en soledad, en el retiro o el caminar se da la posibilidad de asombro, el azar o la sorpresa de la ruta.
Otros lo hicieron antes (Heidegger, Mahler, Strindberg, Virginia Woolf, Lawrence de Arabia, Thoreau). Wittgenstein, por ejemplo, buscó un lugar resguardado, sobre una montaña con vistas al lago Eidsvatnet, y construyó una cabaña de madera con sus propias manos. Allí encontró la paz y las fuerzas para enfrentarse a los problemas centrales de la filosofía que tienen que ver con el mundo, el pensamiento y el lenguaje.
Os proponemos un paseo entre libros que abordan estos temas: